miércoles, 19 de abril de 2017

Violín sin cuerdas

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Te escondes detrás de tu ventana, observando, esperando, pero ¿qué es lo qué esperas?
A caso, las cosas que se van...¿regresan?
A caso, las cosas que nunca estuvieron,¿van a estar algún día?
Dime si cuando te miras no estás harto, harto de no ser el reflejo de quien realmente quieres ser.
A caso, el peso que llevas en tus hombros...¿no pesa ya lo suficiente?

¿Por qué te haces el sordo? Cuando aún puedes escuchar al violín sin cuerdas.
¿Por qué quieres callar tu voz? Cuando es el sonido quien irrumpe en tu corazón.
¿Por qué cierras los ojos? Cuando es tu mirada la que rompe el silencio.

Te desesperas porque no tienes el control de lo que quieres, pero qué hay de malo en ser quien eres.
No escondas lo que tienes, busca en ti, busca ese violín sin cuerdas, que irrumpe en tu corazón y hace hablar a tu mirada.

Sabes lo que tienes, sabes lo que buscas, realmente lo sabes, no tengas miedo, que el miedo te tema a ti.
Dicen que siempre volvemos a los lugares donde un día amamos la vida, aunque algunas veces lo confundimos con el dolor. Vuelve allí, si necesitas encontrarte de nuevo o vete lejos, para encontrar un lugar donde te sientas así, como en casa, pero, no vuelvas hasta que no hayas encontrado lo que buscas.
Porque si vuelves, es para pisar fuerte tus miedos, abrazar tus fracasos y logras tus objetivos.
La vida es un gran caos, al que no debes buscarle sentido o explicación, porque pierdes el tiempo, y el, si que golpea y no regresa, pero, realmente es el que puede darte explicaciones, solo cuando sea necesario.

A caso, todas las respuestas que encuentras...¿no son las que ya sabías?
A caso, lo que pasa ...¿es qué dudas y piensas que es demasiado tarde?

Nunca es tarde si aún lo deseas, porque cuando cae el ocaso, vuelve a salir el sol.
Si, ese sol que miras desde tu ventana, observando, esperando...¿a qué esperas?

Porque cuando la vida cierres tus ojos, tu mirada ya no romperá el silencio, y jamás volverás a escuchar en tu corazón ese violín sin cuerdas.

                                No esperes a que el violín sin cuerdas deje de tocar.