lunes, 25 de junio de 2018

A mi manera

Ya no eres cerilla que enciendan mis ganas, 
ya no necesito que seas la vela que alumbre mis madrugas. 
Pensé que no habría un horizonte más allá de nuestras miradas, 
pero cuando tuve que aprender a caminar sola, 
descubrí que a lo largo del camino, 
había heridas que dolían y me hacían sangrar más que tu partida.

Esa noche, a orillas del mar, descubrí que no todos los caminos están hechos de tierra, porque hay caminos que no son un punto y final, sino horizontes aún sin navegar, pero sólo puedo llegar a ellos, si soy capaz de aprender a nadar... 
Puede que me ahogue en el intento, pero si amé tanto nuestro horizonte, no puedo esperar a imaginar que nuevas sensaciones me devolverá el mar.

Esa noche, a orillas del mar, descubrí que la noche no es tan fría,
si la compañía es buena y la cerveza aún sigue fría.
Si mi techo son las entrellas, 
y entre mis brazos, aun exista una persona que sepa encontrar la tranquilidad en medio de este caos.